Beneficios del juego en el niño: desarrollo físico, mental y emocional

El juego es una actividad fundamental en la vida de un niño. Además de ser una fuente de diversión y entretenimiento, el juego tiene numerosos beneficios para su desarrollo físico, mental y emocional. Según expertos en neurología y terapia de conducta, jugar estimula todos los sentidos y capacidades del cerebro infantil, promoviendo el desarrollo de habilidades motoras, cognitivas, sociales y emocionales. En este artículo, exploraremos en detalle qué sucede cuando un niño juega y cómo se puede aprovechar al máximo esta actividad.

Temario

El juego como estímulo cerebral

No todos los juegos estimulan de la misma manera el desarrollo cerebral de un niño. Según el neuropediatra Manuel Antonio Fernández, los juegos más beneficiosos son aquellos que combinan actividad física y mental, especialmente cuando se juega con personas queridas. Estos juegos no solo brindan un estímulo cerebral, sino que también generan un beneficio emocional significativo. Por otro lado, actividades como el uso excesivo de dispositivos electrónicos, que generan una sensación de estímulo cerebral, no proporcionan el mismo nivel de desarrollo neurológico.

Eva Torreblanca Vacas, experta en terapia de conducta en la infancia-adolescencia, destaca que el juego tiene un impacto positivo en el desarrollo de la imaginación, la creatividad y la capacidad de resolver problemas. Además, el juego facilita la liberación de estrés, estimulando el bienestar emocional de los niños. Según Torreblanca, el juego también favorece la creación de normas y reglas de funcionamiento, el desarrollo del lenguaje y las habilidades sociales, y la conexión con el entorno y consigo mismo.

Beneficios a nivel físico, cognitivo y emocional

El juego tiene un impacto significativo en el desarrollo físico, cognitivo y emocional de un niño. Al jugar, se producen cambios a nivel neuronal que favorecen la liberación de sustancias como la serotonina y las endorfinas, que reducen el estrés y la ansiedad y promueven la regulación del estado de ánimo. Juegos como los puzles, los de búsqueda de parejas, los de asociación de ideas y los juegos de construcción estimulan la perspectiva, la lógica y la motricidad.

El juego también fomenta la imaginación y la motricidad a través de actividades como dibujar, utilizar arena mágica y plastilina, y participar en juegos simbólicos como jugar a ser mamás y papás o profesores. Estas actividades ayudan a los niños a conectar con la realidad, a ponerse en el lugar de otros y a desarrollar el lenguaje y las emociones.

Encontrar tiempo para jugar con los niños

Encontrar tiempo para jugar con los hijos puede ser un desafío en la vida diaria, pero es fundamental para su desarrollo. Según Fernández, tener claro las prioridades y reorganizar los horarios de trabajo para adaptarlos al cuidado de los hijos. Establecer una rutina de juego puede ayudar a crear hábitos y hacer que el cerebro se sienta más cómodo al realizar estas actividades.

Torreblanca destaca que los niños tienen cada vez menos tiempo para jugar debido a las demandas de la sociedad y la falta de tiempo de los adultos. Por lo tanto, es importante establecer un hábito de juego que respete el espacio y el tiempo para esta actividad. Jugar con los hijos también tiene un efecto positivo en el cerebro de los padres, elevando los niveles de dopamina y serotonina, lo que contribuye a su bienestar y felicidad.

La pandemia y su efecto en el juego

Con la pandemia y las restricciones de movimiento, los niños han pasado más tiempo en casa, lo que ha cambiado sus hábitos de juego. Durante el confinamiento, se ha observado un aumento en la demanda de juegos de mesa, manualidades y juegos educativos. Aunque la pandemia ha presentado desafíos, también ha brindado la oportunidad de pasar más tiempo con los hijos y fortalecer los lazos familiares a través del juego.

Según Jorge Muñoz, CEO de Viva el cole, el juego en casa ha permitido a los padres interactuar más con sus hijos y convertirse en terapeutas involuntarios, lo que ha tenido un impacto positivo en el desarrollo de los niños. A pesar de las dificultades, es importante enfrentar la pandemia de manera constructiva y aprovechar la oportunidad de jugar y conectar con los hijos.

La importancia de jugar solos

Además de jugar con otros, es importante que los niños tengan tiempo para jugar solos. Jugar solos promueve la independencia, la imaginación y la toma de decisiones, lo que contribuye al desarrollo de su autoconcepto y autoestima. Jugar solos les permite descubrir y desarrollar sus propias habilidades y capacidades.

El juego es una actividad fundamental en la vida de un niño. No solo proporciona diversión y entretenimiento, sino que también estimula el desarrollo físico, cognitivo y emocional. Jugar con los hijos y permitirles jugar solos son aspectos clave para su crecimiento y bienestar. Aprovecha el tiempo que tienes con tus hijos para jugar y disfrutar de esta valiosa actividad.

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